Kary Banks Mullis, el descubridor del PCR
A lo largo de este año 2020 y durante la pandemia, causada por el coronavirus SARS-CoV-2, en todo el planeta; un término poco conocido, y hasta ahora, usado, casi exclusivamente, por el área de salud; la “técnica de reacción en cadena de la polimerasa”, también conocida por sus siglas en inglés como: PCR (la polimerasa es una enzima capaz de transcribir o replicar ácidos nucleicos, que resultan cruciales en la división celular y en la transcripción del ADN), que hoy, se ha convertido en una palabra de uso común en nuestras conversaciones. Sin embargo, la mayoría de las personas, desconoce que detrás de estas siglas se oculta la apasionante historia de Kary Banks Mullis, nacido en Estados Unidos, el 28 de diciembre de 1944, que, lejos de ser el estereotipo del científico serio y reflexivo, fue un hombre provisto de una inquieta personalidad llena de múltiples facetas: escritor, surfista, e incluso, una vez, pasó a dirigir una panadería.
Graduado en química en la Universidad de Georgia Tech en
1966 y con un doctorado en 1973 por la Universidad de California en Berkeley, a
los 24 años, Mullis, publicó un artículo en la revista Nature, titulado “Significado
cosmológico de la inversión del tiempo”, lo que revela su curiosidad científica,
más allá, de su área de especialización. A pesar de que Mullis se convirtió en
un destacado representante de la comunidad científica, también se vio envuelto
en algún que otro altercado. Siendo jefe del laboratorio de síntesis de ADN en
Cetus Corporation, una de las primeras empresas de biotecnología de la época en
California, Mullis, se ganó la fama de tener un comportamiento errático (parece
ser que una vez llegó a amenazar con llevar un arma al trabajo). También se vio
involucrado en algunas peleas con su entonces novia, que a la vez era una
compañera de trabajo, y casi llegó a las manos con otro compañero en una fiesta
de empresa.
Fue un personaje de lo más excéntrico, y no por ser el
típico californiano que practicaba surf o por haberse casado cuatro veces.
Tampoco por consumir grandes cantidades de psicotrópicos, o incluso
sintetizarlos, aprovechando sus conocimientos de química. Ni tampoco por haber
fundado una empresa llamada Stargene, cuya finalidad era la de vender joyas con
ADN, ampliado, de famosos como Marilyn Monroe, Elvis Presley, James Dean o
incluso de George Washington. Su mayor excentricidad se puso de manifiesto
cuando el propio Mullis relató cómo su abuelo recién fallecido se le había
aparecido en 1986. Y no fue una vez, sino varias y en todas ellas al parecer
compartieron unas cervezas en el porche de su casa charlando sobre la vida en
California. Aunque realmente son pocos los que afirman haber tenido un
encuentro en el bosque con un mapache alienígena luminoso, Mullis afirmó haber
vivido aquella experiencia y aseguró que en aquella época no consumía LSD.
En 1983, mientras trabajaba en Cetus Corporation, concibió la técnica de la PCR. Como contaría él mismo, años más tarde, la idea le vino a la mente mientras conducía una noche junto a su novia por las montañas del norte de California. En principio, la idea de fabricar millones de copias de un fragmento de ADN, de forma rápida y sencilla, era simple y tenía un inmenso potencial. Pero los obstáculos técnicos para conseguirlo eran numerosos; se tenía que dar con la clave. Y Mullis la encontró: emplear polimerasas termoestables (Taq) a elevadas temperaturas para hacer copias de ADN. Fueron dos compañeros de Mullis, Susanne Stoffel y David H. Gelfand, quienes finalmente lograron aislar el ADN de la llamada polimerasa Taq en el otoño de 1985. La polimerasa termoestable, denominada polimerasa Taq, proviene de la bacteria Thermus aquaticus, descubierta por el microbiólogo Thomas Brock, de ahí su nombre. Asimismo, los experimentos realizados por otro científico llamado Randy Saiki, demostrarían que la polimerasa Taq era ideal para llevar a buen término el proceso de PCR, porque podía soportar temperaturas muy altas, a diferencia de otras polimerasas de las que se disponía en ese momento. En 1989, el proceso de PCR y la enzima ADN polimerasa fueron nombrados por la revista Science como "Molécula del año". Sin la técnica por la que Mullis ganó el Premio Nobel de Química en 1993, la genómica sencillamente no existiría.
La reacción en cadena de la polymerasa ideada por Mullis
permite ampliar secuencias de ADN gracias a lo cual se pueden identificar con
mucha más facilidad la presencia de virus y bacterias. Este hito supuso un
antes y un después en la biología.

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